19 de abril

Infancias

Desarrollo Humano

El municipio propone carpas de lectura para que las infancias disfruten de leer

Es una acción socioeducativa que se lleva adelante en los centros Cuidar para que niños y niñas accedan a libros de calidad.

La lectura es una semilla: se planta, se riega y crece. Esa es la apuesta de las carpas de lectura que el municipio instaló en cada Centro Cuidar.

Cocodrilos es el nombre de la sala en el Centro Cuidar Molino Blanco, ubicado en el distrito Sur. Guillermina es la "seño", como la llaman los chicos y chicas de tres años que participan del espacio. Corren y juegan, pero también tienen su momento de lectura descubriendo historias de grandes de la literatura argentina como Laura Devetach, Graciela Montes, María Elena Walsh, Gustavo Roldán, y también escritores y escritoras de la ciudad publicados por editoriales rosarinas. En esa sala está instalada una de las treinta y cinco carpas que colocó el municipio en los centros Cuidar.

El proyecto no solo implicó la provisión de las carpas, sino también la compra de libros especialmente seleccionados para el trabajo con las distintas franjas de edad: primera infancia, de tres años, y segunda infancia, de seis a doce. También los chicos y chicas que participan del programa Andamios tienen acceso.

"Las carpas de lectura son una propuesta que empezamos a trabajar desde la Dirección de Infancias y Familias para acercar herramientas de trabajo a los equipos de educadoras y educadores de los centros Cuidar de los distintos barrios de la ciudad, para renovar la propuesta de la formación de la lectura en los niños y las niñas. Y también para que sea un motor para que la palabra, la lectura y el diálogo, empiece a transitar en las familias de los niños que participan en los centros", cuenta la directora municipal de Infancias y Familias, Sonia Colacelli.

Sobre cómo surgió este proyecto y el camino hasta que llegó a cada sala, Colacelli señala las jornadas que se realizaron con los educadores y educadoras. "Hicimos varias jornadas para abordar la importancia del relato y la narrativa en nuestros espacios. Por ejemplo, el año pasado trabajamos con Gianni Rodari y el broche fue este año la instalación de estas carpas de lectura. Para eso buscamos que la Municipalidad pueda proveer materiales de lectura de calidad. Es un camino que vamos transitando todos juntos", afirma.

"La propuesta es socioeducativa y por eso tiene herramientas y recursos pedagógicos para el desarrollo de las capacidades de los niños y niñas. Esto es lo que entendemos que puede construir y transformar las condiciones de vida de las personas. La lectura genera derechos y construye ciudadanía", agrega la directora.

Sobre la selección del material, Colacelli cuenta: "En el equipo de Infancias hay un equipo socioeducativo que trabaja codo a codo con los educadores que se desempeñan en los centros Cuidar, y fueron sugiriendo títulos. Además, pudimos trabajar con los equipos de la Biblioteca Argentina y con librerías de la ciudad. Estamos muy contentos de la calidad de los libros que ofrecemos".

Además del trabajo con las infancias, Colacelli destaca la importancia del rol de las familias y desde esa perspectiva, también buscan la promoción de la lectura a través del programa de Fortalecimiento Familiar. "La lectura es una semilla que se planta, pero que hay que abonarla y regarla, y eso depende de nuestro equipo de educadores, pero también de lo que le vamos transmitiendo a las familias", señala.

La carpa de lectura como un hogar

El rol de los educadores y educadoras es fundamental. Guillermina Bolig es la docente a cargo de la sala Cocodrilos. "A los niños y las niñas les encantan los libros, los disfrutan mucho. Esta propuesta con la carpa es mucho más atractiva porque encuentran un espacio contenido para la lectura, es como una casita, un hogar", dice.

Guillermina destaca al dispositivo: "Si bien siempre trabajamos con literatura en la sala, la carpa realza la actividad y genera ese pequeño hogar, para leer dentro de la carpa, como un fogón. Genera un clima armonioso, a veces estamos un montón de tiempo, otras un poco menos, depende del día, pero generalmente la actividad es un momento muy especial".

La educadora contó que las imágenes y los colores son lo que más les interesa a los chicos y chicas, pero que hacen su propio recorrido: "Los libros son todos muy variados, entonces cada nene puede encontrar lo que más le guste en distintos cuentos. También la diversidad de los tamaños de los libros, algunos son gigantes e invitan a armar grupalidad, otros son más chicos y se arrinconan para leerlos en soledad. Además, algunas tapas son más blandas y otras más rígidas, todo les llama la atención y les provoca algo".

"Los libros generan enseñanzas, reflexiones, las bellezas de las palabras, porque también hay poesía. Y todo lo que a través de las palabras se puede alcanzar, el mundo entero", finaliza Guillermina.

Esta propuesta refuerza la idea de lo que alguna vez dijo la escritora Graciela Montes: "Leer vale la pena… Convertirse en lector vale la pena… Lectura a lectura, el lector —todo lector, cualquiera sea su edad, su condición, su circunstancia...— se va volviendo más astuto en la búsqueda de indicios, más libre en pensamiento, más ágil en puntos de vista, más ancho en horizontes, dueño de un universo de significaciones más rico, más resistente y de tramas más sutiles. Lectura a lectura, el lector va construyendo su lugar en el mundo".