15 de octubre

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Se conoció el proyecto ganador del concurso para la renovación de la pintura del Macro

Por tercera vez en su historia se cambiará la fachada del Museo de Arte Contemporáneo de Rosario, cuyo nuevo diseño fue seleccionado entre 260 iniciativas presentadas.

En el marco de la convocatoria lanzada a fines del pasado año por las secretarías de Planeamiento y de Cultura y Educación de la Municipalidad, en colaboración con Tersuave y Medifé, este lunes 10 de abril se conoció el proyecto ganador del Concurso Nacional 2016/2017 para el diseño de la pintura exterior del Museo de Arte Contemporáneo de Rosario. Además, se entregaron dos menciones honoríficas. 

El proyecto ganador fue realizado por Juan Esteban Maurino (arquitecto, UNR, 29 años), Ezequiel Alberto Dicristófaro (técnico en equipos e instalaciones electromecánicas) y Maite Pérez Pereyra (ambos de 30 años de edad y cursando el final de la carrera de Arquitectura en la Universidad Nacional de Rosario).

Durante el acto de premiación, la intendenta Mónica Fein agradeció a todos los artistas, arquitectos y aficionados que participaron de la convocatoria y remarcó que "ese silo es un ícono de lo que fue la ciudad y también el Museo de Arte Contemporáneo lo es de lo que es hoy la ciudad", y agregó: "Este museo es una expresión artística en sí mismo y qué mejor que tenga una transformación periódica".  

Cabe recordar que fueron recibidos 260 proyectos vía correo electrónico para participar del certamen, que otorgó un premio $ 40.000 para los ganadores, además de la realización del proyecto a cargo de la Municipalidad de Rosario. El jurado de premiación estuvo conformado por el Estudio de Arquitectura Estudio A77, de la ciudad de Buenos Aires; el artista Juan José Cambre; un representante por el Museo Castagnino+macro, otro por la Secretaría de Planeamiento y un tercero por la Secretaría de Cultura y Educación.

Junto a la intendenta estuvieron presentes el secretario de Cultura y Educación Guillermo Ríos; el secretario de Planeamiento Pablo Ábalos; el secretario General, Pablo Javkin; la subsecretaria de Industrias Culturales y Creativas, Lila Siegrist; el subsecretario de Fortalecimiento Institucional, Federico Valentini; integrantes del jurado, de la Fundación Castagnino y representantes de Tersuave y Fundación Medifé, que apoyaron la realización del concurso.

El proyecto ganador

Los autores consideraron que el proyecto para la sede contemporánea del Castagnino+macro debía “resaltar su cualidad de ser un espacio de encuentro cultural dentro de la ciudad y de expresión artística de la misma hacia afuera”.

"Nos juntamos a probar ideas y nunca nos hubiéramos imaginado terminar acá", expresó Maite Pérez Pereyra, al conocer la noticia junto a sus dos compañeros. "Ni bien nos enteramos (del concurso) buscamos ideas; tenemos un estilo bastante común, por lo que se volvió dinámica la búsqueda", sostuvo la joven estudiante de arquitectura sobre el proceso para la realización del proyecto. 

Por su parte, Ezequiel Alberto Dicristófaro señaló que "arrancamos con un juego cromático informal para dar respuesta a inquietudes personales como equipo, cambiando un poco de lo que se conoce de los silos, partiendo de un dinamismo y de una figuración más cultural y revalorizar la cultura como método social, con todo lo que ello implica", e indicó que el cambio de la pintura exterior "no es necesariamente radical; son inquietudes personales y creencias que las plasmamos cromática y formalmente". 

Los creadores apuestan al “color como símbolo de la cultura”. Con una paleta de 12 colores, proponen “una red cromática que unifica y enlaza todo el espacio, albergando a su vez cada individualidad con su color diferencial que sigue siempre en relación directa con el diseño cromático del vecino”.

En la fundamentación del proyecto plantean: “Cada cilindro referencia a cada distrito de Rosario sumando a su vez el concepto de la ciudad como parte de un sistema mucho mayor, que alcanza al país y a todo Latinoamérica con un color para cada uno de ellos. De la misma manera, si pensamos la cultura como algo dinámico en continuo movimiento, el uso de las diagonales, trazadas sobre la superficie curva de los silos, nos ayudan a remitir a esta idea, no sólo porque el observador al cambiar de posición modifica la amplitud de cada una de las curvas, sino que cada línea logra verse desde cualquier punto de vista, única e irrepetible con respecto a las otras".

Menciones honoríficas

Además de designar el proyecto ganador, el jurado otorgó dos menciones honoríficas, seleccionadas entre las 260 iniciativas presentadas.  

Uno de los reconocimientos fue para el proyecto de Víctor Cittá Giordano, en co-autoría con sus hijos Vittorio de 13 años y Lorenzo de 9. Cittá Giordano es arquitecto graduado en la Universidad Nacional de Rosario desde 1992, diseñador, docente y artista plástico. Ha enseñado y trabajado profesionalmente como arquitecto en Perú, Paraguay, Argentina, España, Italia y Suiza. Su obra ha sido publicada y premiada en numerosas oportunidades tanto en el campo de la Arquitectura como en el Diseño y la Gráfica.

En la fundamentación del proyecto sostienen que el diseño convierta la superficie a intervernir en un “gran pizarrón que albergue manifestaciones originarias, de calidad infantil y sin prejuicios, que promuevan la imaginación, la interpretación, la participación, y toda acción que nos mantenga a tiro de la belleza”. Sobre ese fondo negro aparecen grandes trazos en colores: “Abstractas lenguas del Río tal vez, o manos que abracen el arte; alguna figura precolombina…”. 

"Manteniendo la facilidad de ejecución por geometrías simples (pero en forma transversal a los silos, aunque algo oblicuas) poseen toques de organicidad que lo diferencian completamente de los diseños preexistentes", argumentaron. 

La otra distinción fue para el proyecto denominado Como es arriba es abajo, perteneciente al artista rosarino Bruno Crispino, de 30 años, licenciado en Bellas Artes (UNR) y especializado en Pintura. Su producción actual como artista plástico abarca técnicas como dibujo, grabado, cerámica y pintura, pintura mural.

Con respecto al diseño presentado, sostuvo que la intención “es reproducir sobre la superficie del edificio, un efecto de movimiento visual cinético estático”. Este efecto realizaría mediante la repetición de un módulo de manera ascendente y descendente, sobre cada uno de los silos al modo de las veredas de los paseos peatonales de la costanera o el puente que cruza la Av. Presidente Frondizi, en donde la configuración alternada de las baldosas negras y blancas producen un movimiento ondulatorio. Este diseño se reproduce también en las playas de Copacabana (Brasil) y en su lugar de origen, Lisboa (Portugal). 

Crispino se propuso “llevar este patrón a la tridimensión para poder resaltar este efecto de movimiento vibratorio continuo y a la vez estático, generando un diálogo entre el entorno natural de los Parques Sunchales y Parque Norte con el edificio del Museo de Arte Contemporáneo de Rosario”. De ese modo, el autor intenta contrastar “el objeto natural con un efecto vibratorio que surge de un patrón de líneas que se aproximan y se alejan, generando profundidad en el plano y un movimiento óptico cinético orgánico”.